
Los sonidos de Simple Plan son creados principalmente por Chuck y Pierre, luego interpretados por el resto de la banda. Las canciones se pueden catalogar como pop-punk con "Worst Day Ever" y "God Must Hate Me" siendo dos de los principales ejemplos.
La conexión de la banda con sus fanáticos ha sido el fruto de esa mencionada devoción a la calle y a los conciertos, es aparente en el primer sencillo de su álbum "I'm Just a Kid". La canción es tan poderosa es su expresión de angustia de los jóvenes como es infecciosa en su sonido.
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